Extendiendo la idea de Suma, entiendo la terapia como un proceso amable, respetuoso y seguro en el que todas las experiencias suman en la riqueza vital de las personas.
Como profesional realizo un acompañamiento terapéutico que se nutre de los enfoques sistémicos, humanistas, de las terapias de tercera generación y de los enfoques centrados en la regulación del afecto y su toma de conciencia corporal. El entrenamiento de estados regulados a través de la atención plena y la meditación son la base para el avance en el proceso.
Esta parte más experiencial se complementa facilitando lo que las neurociencias nos tienen que decir para mejorar nuestra vida (como la Teoría Polivagal, la Teoría de la Regulación del Afecto o la Integración de Hemisferios) a modo de narrativas que nos amplíen nuestro marco de referencia.
Me interesan las metodologías que incluyen todos los aspectos de la persona: cuerpo, mente y relación.
Y por último, pero con profunda convicción, pongo el foco de atención principalmente en las experiencias positivas, los recursos de la persona y las excepciones a lo problemático. Se trata de hacer del espacio terapéutico un lugar amable de integración, crecimiento personal y sanación que devuelva a las personas su plena capacidad.
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